"La coyuntura económica chilena se caracteriza por la presencia simultánea de tres procesos diferentes pero estrechamente vinculados. Por una parte, el país vive un proceso delicado de transición desde un régimen autoritario a uno de carácter democrático, por otro lado, está el conjunto de decisiones que tienen que ver con la continuidad y/o el cambio del modelo y estrategia económica heredados del régimen anterior, incluyendo el tema de la "deuda social" y las formas y plazos, finalmente, y en el corto plazo, es necesario enfrentar un proceso de ajuste del nivel de actividad económica, dado el sobrecalentamiento de la economía nacional en los años 1988 y 1989. En el plano político, Chile vive momentos muy particulares y trascendentes de su historia. Después de un período muy largo de gobierno militar, de gran dureza y ajeno a la tradición del pueblo chileno, se abre una oportunidad de reencuentro nacional en un proceso de reconstrucción democrática. El país ha pagado costos enormes en este período derivados de las transformaciones realizadas, y de los mecanismos y procedimientos utilizados para imponerlas. El cumplimiento de estos compromisos debe lograrse buscando permanentemente consensos en el conjunto de la sociedad, la institucionalidad actual y sus consecuencias en la distribución del poder así lo exigen y, además, en el país ha predominado el criterio de reducir la confrontación y desarrollar "políticas de acuerdo". En la actualidad, empiezan a surgir demandas sociales en aquellos sectores cuya reorganización ha sido más rápida, una vez desaparecido el temor a la represión, y reivindican derechos postergados y soluciones para los graves problemas que los afectan. "