"En días pasados asistí al Primer Congreso Internacional de Planeación de Grandes Ciudades que se celebró en Ciudad de México. Allí debatieron representantes de más de treinta grandes zonas metropolitanas de todo el mundo, los problemas que enfrenta la ciudad dentro del contexto nacional y regional, los usos del suelo y la accesibilidad, la vivienda e infraestructura, la calidad del medio ambiente, y los aspectos institucionales, políticos y sociales. La Ciudad de México es marco apropiado, por el desarrollo vertiginoso que ha tenido durante las tres últimas décadas, para meditar y dialogar sobre estos temas. Pese a contar la ciudad con un sistema de avenidas de grandes proporciones aparte de poseer un avanzado y rápido sistema de transporte masivo subterráneo, la accesibilidad de un sitio a otro, especialmente sobre la superficie, se ha hecho intolerable. En una visita que efectuamos algunos asistentes al Congreso desde nuestro hotel situado no a muchas cuadras del centro de la ciudad, a la zona histórica que queda en su corazón, el tiempo de viaje en autobús expreso, escoltado por motociclistas del Departamento del Distrito Federal, fue de una hora y media! El razonamiento parece ser lógico y confirma lo que ya tantos expertos en planeación del transporte han dicho: El transporte debe ser utilizado más como una herramienta para perseguir objetivos racionales de planeación a nivel regional y urbano, que como una aparente solución a problemas de tráfico existentes. Si el objetivo es el último, las soluciones serán más costosas, puesto que los peores problemas de tráfico se ubican en las zonas céntricas de la ciudad que son las que tienen una infraestructura vial y de servicios con mayores dificultades de demoler o reconstruir."