"El estudio de Ocampo no se reduce a la élite estrictamente política, abarca, de hecho, 178 representantes de las élites bancaria, industrial, comercial, gubernamental y cuasi-gubernamental, religiosa y del mundo académico, de las tres ciudades antes mencionadas. Su objetivo es analizar un aspecto de las actitudes profundas del individuo: el de sus "orientaciones valorativas", es decir, el de aquellas normas básicas o criterios generales de selección con que un individuo evalúa las diferentes alternativas que enfrenta a lo largo de su vida y escoge una de ellas. Con respecto a cada una de estas cuatro áreas, Ocampo se pregunta: hasta qué punto muestran las élites de las tres ciudades estudiadas, unidad o diversidad en sus orientaciones valorativas, qué incidencia puede tener esa unidad o diversidad en la estructura del poder de esas élites, y qué combinación de orientaciones valorativas pueden ser consideradas como progresistas o cuáles como atrasadas? El estudio de Ocampo pone de manifiesto unas élites locales (a) cuyas orientaciones valorativas son algo ambivalentes y aún contradictorias, fenómeno propio del estado de transición entre una sociedad tradicional y una moderna, (b) unidas por un alto grado de consenso en las orientaciones valorativas estudiadas, y (e) dotadas de un notable sentido de la adaptación de dichas orientaciones a las nuevas circunstancias históricas. El mismo Ocampo presenta otros hallazgos cuya importancia es secundaria en relación con el tema principal de su tesis y cuya interpretación, en algunos casos, no parece feliz. El autor utiliza hasta 26 indicadores de experiencias pasadas y observa que sólo algunos de estos indicadores están relacionados significativamente con la diversidad de orientaciones observada."